En los 13 años que viví en Arruriaga jugamos a todo en la calle y sus alrededores sin ningún miedo a los coches.
Lo mismo jugábamos a pelota que a fútbol, El mayor peligro eran los autobuses de "La Vergaresa", pero a esos los conocíamos por el ruido. Cuando aparecían por Artekale y oíamos el ruido del motor, o de la bocina, sabíamos qué número tenía ese autobús.
De porterías nos servían la entrada del almacén de Prakamotz, el portón de la casa que estaba junto a la de Azkona, o la de la verja de Santana.
Aquí vemos la salida de un coche por la puerta principal, que nos servía de portería.
Podemos decir que fuimos pioneros en jugar a baloncesto en la calle. Aunque más que en la calle fué en terrenos de Bolu, en una pequeña explanada que había en una especie de depósito. El artista de ello fué el hermano mayor de Mondrague que consiguió una barra con un aro soldado que hacía de canasta. Como era mayor que nosotros, le seguíamos.
Esos terrenos de Bolu daban para mucho, porque había río y al otro lado subíamos por el monte hasta llegar a la vía del tren Mecolalde-Zumárraga. Ahí teníamos otro pequeño escondite donde construíamos una tienda de indios. Esta vía, más adelante, pasaba por el caserío Perulde y dando una gran revuelta seguía su camino. Esa otra zona era terreno de los de Artekale.
Delante de la panadería de Alkorta jugábamos a "txorro, morro, piko, callo kes", a "calderón y txikilerón", "bales bale", "kanikas", etc
Un sitio especial para jugar a kanikas eran los soportales del Seminario. El suelo estaba enlosado, y entre losa y losa había bastantes huecos propicios para jugar a kanikas.
Había otros sitios para jugar a pelota y a fútbol, pero estaban fuera de nuestros territorios. Ya aparecerán en otra entrada.
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